La vuelta al cole… y al bocata de jamón

Ha llegado septiembre, ese mes tan cargado de buenos propósitos como el 1 de enero. Con el final de las vacaciones de verano, comienza un nuevo año político, una nueva temporada de fútbol y, por supuesto, un nuevo curso escolar.

Cuando algo empieza, parece inevitable echar la vista atrás y pensar en cosas que nos gustaría cambiar o que simplemente nos gustaría retomar. La vuelta al cole y los almuerzos de los peques de la casa es uno de esos aspectos que, en muchos casos, deberíamos revisar.

Nuestro ritmo de vida ha cambiado sustancialmente en los últimos años. Cada día consumimos más alimentos ultraprocesados con la excusa de la falta de tiempo y la comodidad. Esta tendencia se ve reflejada en la alimentación de los más pequeños. Según un reciente estudio presentado por la Gasol Foundation, más de una tercera parte de los niños en España sufren de obesidad, y la tendencia es creciente. La falta de actividad física, unida al consumo excesivo de azúcares y grasas saturadas, contribuyen a que, entre otros aspectos, en los últimos años, la prevalencia de obesidad abdominal en los niños haya aumentado casi un 8%.

La vuelta al cole supone la vuelta a la rutina, esa palabra que a muchos asusta pero que es básica para generar hábitos. Parte de la educación que debemos transmitir a nuestros hijos tiene mucho que ver con los hábitos saludables, tanto de actividad física como de alimentación. Por eso, desde este blog, queremos hacer nuestra pequeña reivindicación de uno de nuestros clásicos almuerzos y meriendas: el bocadillo de jamón.

Almuerzos saludables

En toda reunión de principio de curso que se precie, uno de los temas que siempre aparece es el de los almuerzos. Cada centro educativo y cada equipo de profesores tiene su propia política sobre cómo gestionar este tema. Pero si existe un denominador común, ese es el de los almuerzos saludables.

Desde los centros escolares nos recomiendan evitar la bollería industrial y los zumos envasados o reducir los embutidos y los patés, así como potenciar el consumo de fruta, de frutos secos y de bocadillos más saludables.

En este post, simplemente queremos hacer hincapié en las ventajas de apostar por el jamón en los almuerzos escolares dados los beneficios que puede aportar al desarrollo de los niños.

Qué nos aporta el jamón durante nuestro desarrollo

Hace unos meses hablamos sobre los beneficios que aporta el jamón en las diferentes etapas de nuestras vidas.

Sin entrar en profundidad en el tema, simplemente queremos recordaros algunos de los beneficios que el jamón aporta a nuestro desarrollo.

El jamón es una rica fuente de proteínas de alto valor biológico que aportan todos los aminoácidos fundamentales y que, además, son fácilmente asimilables gracias a su proceso de curación.

Contiene un gran número de minerales importantísimos para el desarrollo, como el hierro, el fósforo, el potasio, el calcio o el zinc. Este último ayuda a nuestra capacidad de atención, comprensión y retención, algo básico durante la etapa escolar.

El jamón aporta cantidades notables de vitaminas, sobre todo del grupo B, y especialmente tiamina (B1), vitamina que ayuda a superar situaciones de estrés y ansiedad.

Más del 50% de las grasas que contiene son mono y poliinsaturadas, entre las que destaca el ácido oléico (en mayor cantidad en el jamón ibérico), con efectos cardiosaludables. Además, esta grasa, presente también en el aceite de oliva, facilita la producción del llamado colesterol bueno (HDL) y reduce el malo (LDL).

Por todas estas razones, y porque está muy bueno, os recomendamos que entre los almuerzos que preparéis para llevar al cole a vuestros hijos e hijas, haya al menos una vez a la semana un suculento bocata de jamón.