No te cortes con el jamón

Si no quieres ser una de las casi 60 mil personas al año que requieren atención médica por heridas producidas cortando jamón, te recomendamos que continúes leyendo este post.

La Navidad es sin duda la época dorada del jamón. Raro es el hogar al que no llega, de una u otra forma, un poquito de este apreciado manjar. Ya sea una pata entera (o dos, o tres, que casos se dan), o formatos más pequeños de jamones deshuesados o loncheados, el jamón es sin duda uno de los reyes de las mesas en estas fechas.

Sin embargo, y aunque España es el país jamonero por excelencia, igual que no todos los españoles sabemos dar palmas y torear, tampoco sabemos cortar jamón de forma innata, aunque no estaría mal, dicho sea de paso. Por eso, hemos decido que quizás sea este el mejor momento para daros una serie de consejos que, si no os van a convertir en un maestro cortador, sí que os ayudarán a evitar una innecesaria visita a urgencias, sobre todo en un momento en el que los servicios médicos ya tienen suficiente tarea con la que les está cayendo por el dichoso coronavirus. Ahí van.

La importancia de unas buenas herramientas

Como para tantas otras actividades, cortar bien el jamón es más fácil, y sobre todo más seguro, si dispones de los utensilios adecuados, que no son otros que un soporte jamonero y unos cuchillos bien afilados.

El uso del soporte es básico. Quizás hayáis visto en algunas charcuterías a virtuosos “violinistas” que cortan con destreza el jamón apoyándolo en su cadera mientras sujetan la pata con la otra mano. ¿Os suena eso de “no lo intenten en sus casas”? Pues eso. Es sumamente peligroso tratar de cortar un jamón que pesa entre 7 y 10 kilos sin disponer de un soporte. En el mercado podemos encontrar desde jamoneros básicos por menos de 12 € hasta soportes profesionales que superan los 600 €. En medio, una amplia gama en la que el precio oscila en función de los materiales, el peso, la estabilidad y las funcionalidades del mismo (giratorio y basculante). La máxima es: cuanto más peso, más estabilidad y con ella, más seguridad en el corte. Aunque seas de los que tienen un jamón en casa una vez al año, no dudes en hacerte con un jamonero para que la experiencia no acabe en susto.

La segunda gran herramienta es el cuchillo. Para cortar bien el jamón, te recomendamos al menos un cuchillo jamonero y otro más pequeño y robusto que te ayude en la limpieza y a la hora de marcar los huesos. Si quieres saber más sobre los cuchillos, puedes leer esta entrada del blog . Al igual que con el soporte, el mercado ofrece una amplísima gama de modelos de cuchillos jamoneros. Los hay de 25, 28 o 30 centímetros, alveolados o lisos, con punta o redondos, con mangos de diseño o ergonómicos, etc. En este caso, lo más importante de un cuchillo, es que esté bien afilado. La misión de esta herramienta es cortar. Si no corta lo que tiene que cortar, cortará lo que no debe, así que es más seguro un cuchillo que responda a los movimientos de nuestra mano que no uno que nos obligue a hacer demasiada fuerza.

Cuidadito con las manos

Si nuestro jamón está bien sujeto y nuestros cuchillos bien afilados, va a ser menos probable que suframos un desagradable accidente. De todas formas, debemos evitar exponer la mano que no maneja el cuchillo al filo del mismo. Para ello, debemos colocarla siempre fuera del plano de corte. Es decir, por debajo del mismo o incluso, si no nos sentimos con confianza, del lado contrario del que se corta (agarrando la pata, para entendernos).

El momento más crítico a la hora de cortar, es sin duda el de la limpieza de la pieza, sobre todo en los jamones que conservan la piel durante su curación. Este cuero se queda muy duro, y nos obliga a utilizar más fuerza (sobre todo si no hemos afilado bien el cuchillo) perdiendo así parte del control de la mano. Por ello, siempre que sea posible, haremos la limpieza cortando la corteza en dirección contraria a nuestro cuerpo. Así, si se nos escapa el cuchillo, golpeará en la pata y no en nosotros.

A la hora de lonchear, es importante mantener fija la mano que no tiene el cuchillo hasta que dejemos de moverlo. Es decir, no meter la mano para coger un filete hasta que tengamos el cuchillo bien quieto. Si este no se mueve, tranquilo que no te vas a cortar.

Más vale prevenir que curar

Si a pesar de tener un jamonero, unos cuchillos afilados, y las manos lejos del alcance del filo, no nos sentimos seguros, nuestro consejo es que acudas a un profesional.

Aunque no exista formalmente (al menos de forma reglada como reclama el sector) la figura del cortador profesional, las personas que se dedican a ello son los más indicados para ayudarte cuando te surgen dudas. Ya sea asistiendo a los cursos que imparten, a sus tutoriales en Youtube -especialmente recomendables los de Roberto González Santalla o los del canal de la plataforma especialiazada Jamón Lovers– contratando sus servicios para que nos loncheen y envasen nuestro jamón, recurrir a un profesional es, de lejos, la mejor forma de no cortarte con el jamón. Y si no, siempre puedes echar un vistazo a los sobres de jamón cortado a cuchillo que ofrecemos en nuestra tienda online.

Roberto Gómez Moreda

Licenciado en Periodismo, trabajo como encargado de producción junto a mis hermanas en el secadero de jamones que fundaron mi padre y mi abuelo, sin perder la pasión que me llevó a estudiar Ciencias de la Información.

Una respuesta a “No te cortes con el jamón”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *