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Cómo conservar el jamón en verano

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Jamón y verano son dos términos que casan a la perfección. Si bien el jamón es un producto que apetece todo el año, durante el verano las ganas de consumirlo se disparan. Y es que, con las pocas ganas que tenemos de cocinar con el calor, e incluso de ingerir alimentos calientes, el jamón es una especie de “salvacenas” veraniego maravilloso.

Tanto si llegas de la playa cansado de la arena y del sol, como si todavía estás trabajando, el jamón es una de las comidas o cenas más socorridas que puedes encontrar. Cortar y comer, no hay más. Y vale tanto para el día a día, como si llega a tu casa una visita inesperada.

Por todo esto, y aunque parezca que en verano nuestro jamón se nos va a echar a perder porque el calor lo va a secar demasiado, desde La estrella del jamón te animamos a que sigas disfrutando de este productazo en el formato que más te convenga.

Como os hemos dicho en más de una ocasión, el jamón es un producto vivo y en continua evolución. Desde que sale del secadero hasta que llega al plato, cada pieza ha seguido cambiando en mayor o menor medida su estado y sus cualidades. Por ello, y aunque ya os hablamos hace un tiempo de cómo conservar el jamón en casa, dado que el calor es uno de los factores que aceleran estos cambios, no queremos dejar pasar la oportunidad de daros algunos sencillos consejos.

¿Eres de los que prefieren el jamón entero?

A mucha gente no le convence la idea de comprar una pieza entera durante los meses de verano por temor a que se le seque demasiado. Pero si eres de los que prefieres seguir disfrutando del jamón recién cortado a cuchillo, te proponemos algunos consejos para que lo hagas de la mejor manera posible.

El primer consejo es que busques una pieza un poquito más jugosa de lo que sueles comprar habitualmente. Dile a tu tendero o tendera de confianza que te busque el jamón algo más tierno. Así, el calor hará que la pieza vaya evolucionando con el corte y, aunque se seque algo, no sea tanto como para que no puedas disfrutarlo.

Una vez empezado, los consejos de conservación son los habituales, aunque en esta época, hay que ser un poquito más cuidadosos si cabe con nuestro jamón. Es vital evitar que reciba una fuente de calor directa, ya sea del sol o de los fuegos de nuestra cocina. Lo ideal es buscarle un lugar fresco y seco, como una despensa o una bodega, donde la temperatura no suele subir más allá de los 22 o 23 ºC. Si no disponemos de ese espacio, siempre podemos colocar nuestro jamón en la cocina, como hemos dicho, alejado de los fuegos.

Durante el verano, cobra más valor la idea de conservar lonchas de tocino blanco (nunca amarillo, ya que aportaría sabor a rancio al magro) para cubrir la superficie de corte. Al fundirse con el calor, la grasa mantendrá hidratada esa zona hasta que volvamos a cortar. Por encima de la pieza, un trapo de algodón limpio que no desprenda pelusas, ayudará a evitar el contacto directo con el aire y que se seque más rápidamente.

Pero sin duda el mejor consejo que podemos daros es: consumir la pieza en el menor tiempo posible. Si cortamos un poquito cada día, nuestro jamón no notará los efectos del calor. De hecho, tendrá la temperatura de servicio adecuada cada vez que sirvamos un plato. En cualquier caso, si vemos que no vamos a consumirlo en su justo punto y se nos va a secar demasiado, nuestro consejo es que llevéis el jamón a una tienda de confianza donde, si es posible a cuchillo o si no deshuesado y a máquina, os fileteen y envasen al vacío el jamón que no hayáis consumido hasta el momento.

Si todavía crees que no merece la pena comprar un jamón entero en verano, continúa leyendo.

Cómo conservar y consumir el jamón deshuesado o loncheado

Una buena opción para poder disfrutar del jamón en verano y de las ventajas de no cocinar como decíamos al principio, es comprar directamente nuestro jamón deshuesado o loncheado y envasado al vacío.

En algunas zonas de España, como en nuestro caso en Aragón, es habitual deshuesar el jamón en tres piezas: maza, contra (babilla) y punta. Puedes adquirir una de estas piezas o pedir que te la fileteen y envasen. Si compras la pieza entera, tras abrir la bolsa de vacío, te recomendamos que la envuelvas en un trapo de algodón y la conserves en el frigorífico.

Si has adquirido sobres de loncheado (nosotros ofrecemos tanto jamón cortado a máquina como a mano en sobres de 100 y de 80 gramos), debes conservarlos igualmente en la nevera.

Para disfrutar plenamente de tu jamón, lo ideal es sacarlo del frigorífico unos 30 minutos antes de su consumo para que coja la temperatura ideal. En el caso del loncheado, y si no dispones de ese tiempo, puedes introducir el sobre cerrado bajo el grifo con agua templada para acelerar el proceso.

Sea como sea, no dejes de comer jamón en verano. Aunque estamos convencidos de que, solo con el aroma que desprende la grasita con el calor, no vas a poder resistirte a disfrutarlo.

Roberto Gómez Moreda

Licenciado en Periodismo, trabajo como encargado de producción junto a mis hermanas en el secadero de jamones que fundaron mi padre y mi abuelo, sin perder la pasión que me llevó a estudiar Ciencias de la Información.

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