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Cómo afecta el coronavirus al sector del jamón

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La grave pandemia que asola el planeta no solo está poniendo en jaque a los sistemas sanitarios de todos los países afectados, sino que amenaza con dejar una crisis económica en todos los sectores de la población.

El jamón, como producto de alimentación, no está sufriendo las mismas caídas que otros sectores que se han visto obligados a paralizar por completo su producción y sus ventas. Sin embargo, existen dos caras de la misma moneda. Mientras la demanda nacional se mantiene, aunque centralizada en las grandes superficies, las exportaciones se encuentran prácticamente estancadas. Así, de una forma u otra, todos los productores nos vemos afectados. Los secaderos más grandes, orientados al retail, son también los que más exportan en general, mientras que los más pequeños, vemos reducidas nuestras ventas por la bajada de consumo de los pequeños comercios y en la hostelería.

Una sola cola para hacer toda la compra

El confinamiento que estamos viviendo en España está suponiendo, entre otras muchas cosas, un cambio en los hábitos de consumo. Las pequeñas tiendas de alimentación, abiertas como sector de primera necesidad, están viendo cómo las grandes superficies se están llevando ya no el pedazo más grande del pastel como hasta ahora, sino casi casi, el pastel entero.

Las normas de seguridad marcadas por la cuarentena implican mantener las distancias con otras personas. Así, los establecimientos se ven obligados a limitar el acceso de personas a su interior provocando colas de personas separadas por al menos un metro en la calle. Además, se está pidiendo a la población que limite sus salidas a las necesidades más básicas y reduciendo el tiempo de estancia en la calle. Blanco y en botella. Si hay que estar poco tiempo en la calle y hacer compras agrupadas para no tener que salir todos los días, la gente prefiere acudir a las grandes superficies y abastecerse al mismo tiempo de productos de higiene personal, de limpieza y de comida en una sola compra.

Las pequeñas charcuterías y carnicerías, así como los mercados de barrio, ven cómo sus ventas están cayendo a un ritmo endiablado mientras se reinventan atendiendo pedidos hasta por whatsapp. Recuperar el ritmo de venta no va a ser fácil. El confinamiento parece que se va a alargar más de lo deseado y la vuelta a la normalidad llegará de forma paulatina. Ojalá la gente tome consciencia de la riqueza que genera este tipo de establecimientos, no solo a quien los regenta, sino a la vida que vertebra en los barrios. Si no queremos seguir viendo nuestras calles vacías, volvamos a comprar en el pequeño comercio en cuanto sea posible.

Sin tapita de jamón, de momento

Uno de los sectores más afectados sin duda alguna es el de la hostelería y el turismo. El cierre obligado de locales dedicados a la restauración arrastra consigo la caída de la demanda de productos de alimentación y de bebidas. En las últimas décadas, el porcentaje de gasto en comida está descendiendo en los hogares e incrementándose en la hostelería. La cultura de la tapa y el vermú, unido a que cada vez se come más fuera de casa por cuestiones laborales y el hecho de ser un país muy turístico, hace que el sector hostelero sea uno de los grandes consumidores de jamón. El cierre de nuestros bares está devolviendo la venta de jamón de nuevo hacia el comercio. Y aunque nosotros somos mucho de disfrutar de una tapita de jamón en compañía de familiares y amigos, creemos que no hay mejor alimento ahora mismo para pasar la cuarentena en casa que un buen jamón.

Cuando China estornuda

El mundo se resfría. El gigante asiático le ha comido poco a poco el terreno a Estados Unidos. En el caso de España y del sector agroalimentario en concreto, las exportaciones a China estaban creciendo exponencialmente en los últimos años. En concreto, la venta de porcino se había visto incrementada por las restricciones de EEUU a ciertos productos y la presencia de la PPA (Peste Porcina Africana) en las granjas chinas.

Con la crisis del COVID-19, las ventas de carne fresco se han visto paralizadas debido a las restricciones aduaneras y a la bajada del consumo en el país asiático derivada del confinamiento. Y si esto ha sucedido con la carne de cerdo, artículo muy demandado por la población china, no hace falta elucubrar mucho para imaginar qué ha pasado con los productos curados. La demanda de jamón ha caído en picado al tratarse de un artículo que no entra dentro de los hábitos de consumo alimentarios de la mayoría de la población.

Lo mismo sucede con las ventas de jamón en Europa. En situaciones como la que estamos viviendo, la población recurre sobre todo a productos de primera necesidad, y aunque esto podría provocar un interesante debate, parece obvio que para otras culturas, como la alemana, la francesa o la holandesa, el jamón seguro que no lo es.

Cada día que pasa es un día menos para superar esta crisis. Nosotros queremos ser optimistas y pensar que esta situación nos va a hacer más fuertes y nos va a unir más como sociedad. Y esperamos de verdad que, en el momento en el que nuestras vidas vuelvan a la normalidad, tengamos muy en cuenta a esos pequeños comercios de barrio que permanecen al pie del cañón y a nuestros queridos bares y restaurantes.

Roberto Gómez Moreda

Licenciado en Periodismo, trabajo como encargado de producción junto a mis hermanas en el secadero de jamones que fundaron mi padre y mi abuelo, sin perder la pasión que me llevó a estudiar Ciencias de la Información.

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